08 octubre 2007

Fin de las vacaciones


Las canciones que escuchamos cuando somos niños...NO
Las canciones que nos marcan cuando somos niños...ahora sí. Las canciones que nos marcan a temprana edad, contenidas en cintas o vinilos desgastados ya, hasta haberse vuelto casi inutilizables. Esas canciones que a veces nos costaba encontrar entre mucha música que sólo servía de distracción, buscando en la guantera desordenada y polvorienta del coche de tu padre, deseando que suenen mientras viajas con la vista perdida en un horizonte que de repente se vuelve demasiado cercano.

Tengo buenos recuerdos musicales de mis trayectos en coche. Era muy feliz mirando por la ventana lo que podían calificarse como fantasías creadas por mi febril imaginación infantil. Recuerdo apoyar la cabeza en la ventanilla y dejar que el paisaje se difuminara en mis ojos hasta convertirse en fragmentos de una historia, una historia inventada bajo los influjos de una música imperecedera en mi cabeza.

Supongo que si cada uno rebusca en su pasado encuentra piezas únicas de un puzzle que se fue uniendo con pedazos de distintos momentos y lugares. Un puzzle que, lo mires cuando lo mires, siempre resulta infalible; cojas la pieza que cojas, las emociones de unos días acabados vuelven a instalarse unos instantes en el presente. Como si una corriente cosmica actuara al escuchar esas canciones, esas piezas descoloridas de los puzzles que componen nuestras historias más mundanas y bonitas. Las historias que nunca deberíamos olvidar. Fragmentos de una esencia que nunca quiero dejar de emanar.


Una parte de mi esencia, una de las piezas más importantes de mi puzzle...una de las canciones que nunca dejará de transmitirme aquellas sensaciones experimentadas, camino de cualquier parte, en el asiento trasero de un turismo familiar.



Tanta sencillez condensando tanta belleza...Yo no crecí con los Beatles. Yo crecí con los Bee-Gees, pero con los Bee-Gees de una etapa primeriza. "Holiday" es una canción de 1967. Hoy la volví a escuchar. Lo hice varias veces...todas esas veces lloré. Todas esas veces fui intensamente feliz.

Si algún día deja de emocionarme este tema, si algún día olvido que existe - como otras de sus canciones- considerad (consideraré) que mi alma, mi esencia, está desaparecida, perdida, muerta.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo crecí escuchando Helloween, Stratovarius, Iron Maiden... por culpa de mi querido hermano. Pero también crecí escuchando Manolo García, Joselito, Antonio Molina... y me emociono igual con cualquier tipo de música que escuchara en esa época.

Es algo que me trae gratos recuerdos de mi infancia, cuando aún no sabía qué era el mundo. Fue la música que marcó aquella etapa. Por desgracia, eso pasó.

Espero que todo le vaya bien, Susurradora. Hace mucho tiempo que no hablo con usted a través de un email y me gustaría saber qué tal le va la vida.

Un abrazo.

Despistado dijo...

Todo lo que disfrutamos durante la infancia, la música, nuestras primeras lecturas, las relaciones con nuestro entorno..., van dejando una huella. Hoy en día, nuestro entorno nos invita a vivir de una manera veloz, sin detenernos a mirar lo que pasa a nuestro alrededor, sin darnos tiempo para rememorar nuestros recuerdos. Pero siguen estando ahí, y si lográsemos desacelerar el tiempo, los recordaríamos con más frecuencia.

¡Encantado de leerte y escuchar tus canciones! Besos

Anónimo dijo...

Cada epoca de mi vida tb relacionada con musica y muy diferente en cada caso. Al oir un tema de los que me han ido marcando, como dices, se crea una corriente cósmica..." es genial, emocionarse e ir relacionando tu vida con musica, y cada vez que suene un tema recordar, remover esas historias en tu cabeza, historias que todavia se sienten o se recuerdan cercanas.

Un besote mu gordo desde el pueblo, amante!!!