13 abril 2007

Ciudades 2: Santiago de Compostela



Las piernas nos arrastraban por las calles empedradas. Nos deslizabamos como una extraña procesión nocturna, mirandonos las caras con entusiasmo. La noche prometía demasiado como para reducir las ganas de disfrutar a un cansancio irreductible.

Seguimos caminando a través de plazas y más calles de aspecto medieval, y, de repente, apareció de entre la nada aquella fortaleza de piedra en toda su inmensidad. Junto a su descomunal estructura, mi asombro no dejaba de ser menos descomunal. Hacía años que deseaba echar mis ojos al alto para contemplar la que, posiblemente, sea la construcción más impresionante de todas las que ví alguna vez. La Catedral de Santiago, descansando plácida en su plaza del Obradoiro brillaba espectacular entre sus luces nocturnas...y nosotros no parabamos de soñar con que nuestras mentes, algún día, intentaban captar la grandiosidad que se respiraba mientras tumbados boca arriba observabamos aquel testigo de los tiempos...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Santiago es un lugar puramente magico y solamente los seres magicos son capaces de captar su verdadera naturaleza.

Anónimo dijo...

Parece precioso... no puedes conesguir fotos?

Anónimo dijo...

Entrei aquí por esas palabras susurradas e encontreime coa catedral de Santiago de Compostela, tan pequena se a comparamos con outras e tan grande no meu corazón de apóstata... Aproveito para deixarche aquí un abrazo virtual para este sábado, whispering words!